Preocupación

Cuando mi mamá era soltera y sólo nos tenía a mi y a mi hermano, se le hacia fácil llevarnos con ella cuando le llegaba su "Shopping fever" a todas las tiendas de señora que hay en la Ciudad de México. No lo notábamos cuando eramos unos nenes de carriola pero con el paso del tiempo se volvió tedioso, así que mejor nos dejaba en el carro o en la casa mientras saciaba su sed de ropa.

Como buena mujer se tardaba horas y horas en escoger que "garrita" iba a añadir a su guardarropa al punto en el que yo llegaba a desquiciar mi mente pensando que le había ocurrido algo. Corría a pedirle ayuda a una tía o a un policía porque ya era de noche y ni luces de que mi madre apareciera. Al final siempre llegaba apenada con la persona que la andaba buscando y me regañaba por ser un exagerado.

Así fue como desarrollé esa preocupación que me persigue cada vez que no sé que sucede con algo o alguien. Mi mamá dice que me voy a conseguir una de esas enfermedades por tanto estrés, pero es inevitable preocuparme si mi hermano de 11 años, que es un inútil porque no sabe moverse dentro del vecindario, no llega a la casa y hace más de una hora que salió de la escuela.

O si tu prima-mejor amiga se va a vivir a un país desconocido para ella y sólo cuenta con su novio para que vele por ella. O si tu novio te dice que llegará al aeropuerto de la ciudad el lunes por la tarde y a las 9 de la noche no sabes que onda con su vida porque ni el celular contesta, pues soy un manojo de nervios.

Supongo que si tengo que preocuparme, pero no llegar al extremo, lo siento no puedo evitarlo, si me ponía todo histérico cada vez que mi perro se perdía... Necesito ir a un spa para cantar "When you've got worries, all the noise and the hurry seems to help I know, downtown".